domingo, 23 de diciembre de 2012

Laboralcinema presenta; Surcos

SURCOS
Mucha gente ha abandonado el campo tentada por la gran ciudad pero no es oro todo lo que reluce, y en algunos casos podría aplicarse aquello de: “más vale lo malo conocido que lo bueno por conocer”. Este es el caso de la familia protagonista de Surcos, una historia dura que se desarrolla en el Madrid de la Postguerra, donde el estraperlo está a la orden del día, donde se malvive, hay dificultades para encontrar trabajo y mucha pobreza.
Surcos es una película española dirigida en 1951 por José Antonio Nieves Conde, con guión del propio director y de Gonzalo Torrente Ballester, que se basaron en una idea de Eugenio Montes. La música corrió a cargo de Jesús García Leoz y Sebastián Perea se encargó de la fotografía. En el reparto destacan Luís Peña, María Asquerino, Francisco Arenzana, José Prada, Marisa de Leza, entre otros.
En 1952 esta película fue nominada a la Palma de Oro a la mejor película en el Festival de Cannes.
Una familia de labradores se traslada a la gran ciudad. El hijo mayor ha hecho la mili en Madrid y ha vuelto al pueblo contando maravillas y les ha dicho: “En el pueblo siempre será igual, en la capital le viene a uno la ganancia a las manos”. Piensan que en Madrid las cosas les irán de maravilla y cogen sus bártulos, sus cestas, sus gallinas y llegan a la ciudad en tren. Al llegar no parece que les guste mucho lo que ven, sobre todo al padre. Van en Metro al barrio de Lavapies y se alojan en una corrala pobre y destartalada llena de gente.
Las cosas no están fáciles para encontrar trabajo; Pepe, el hijo mayor se coloca de chófer, y el padre y Manolo, el hijo pequeño, van al sindicato en busca de empleo, aunque les dicen que la cosa va a ser difícil pues sólo saben trabajar como labriegos. La larga cola de gente que busca trabajo sin mucha esperanza, nos recuerda a la situación que vivimos actualmente en la que millones de españoles se encuentran desempleados y en situaciones muy difíciles para sobrevivir, algunos de ellos con una magnífica preparación, estudios superiores, experiencia laboral pero muy pocas oportunidades. Asimismo hay que resaltar que hoy en día hay una gran tasa de paro entre trabajadores de la construcción, y no todos tienen preparación para trabajar en otra cosa.
El cabeza de familia parece el único sensato y consciente de cómo se desmorona su familia, echa de menos su vida sencilla en el campo donde eran pobres y trabajaban de sol a sol, pero eran una familia feliz y unida. La madre sólo está pendiente de que entre dinero en casa y no se para a pensar cómo lo consigue su hijo mayor. Éste, no satisfecho con el sueldo de chófer, se mete en negocios turbios de estraperlo, con lo que consigue mucho más dinero. La hija, Antonia, trabaja de criada de la amante de un mafiosillo pero sueña con ser cantante, y este estraperlista, al que apodan “el Chamberlain” le hace creer que la va a apoyar, sólo para aprovecharse de ella. El hijo pequeño también tiene problemas: trabaja como chico de los recados en un colmado, pero un día le roban el pedido, y además de despedirle le exigen 30 duros por la mercancía que le ha sido sustraída. Ante esta situación decide escapar de casa, vive en la calle y come de caridad, hasta que encuentra a un padre y a una hija que se dedican al teatro de marionetas que le acogen en su casa y le ayudan en todo. En su casa le negaron la ayuda y sólo recibió desprecios, únicamente su padre salió a buscarle cuando huyó, y quiso pagar su deuda cuando encontró trabajo.
El padre es el que más sufre pues su esposa le recrimina constantemente que no encuentre empleo y le obliga a trabajar, primero como vendedor ambulante sin licencia, hasta que le pilla un policía y le quita la mercancía, o en las labores del hogar, que en aquella época eran consideradas “tareas de mujeres”, lo que teniendo en cuenta el contexto histórico, resultaba una humillación para él. Finalmente es contratado en una fundición como peón, hace lo que puede pero no aguanta el ritmo de trabajo, el calor, e incluso se marea, y finalmente lo echan. Podemos mencionar otras escenas que muestran el duro trabajo en una fábrica, como la escena de Metrópolis en la que un hombre cae extenuado mientras maneja una máquina, o la escena tan conocida de Chaplin y la cadena de montaje en Tiempos modernos.
Cuando el cabeza de familia llega a casa tras perder su empleo de peón, sólo encuentra las burlas y el desprecio de su mujer. Él no hace más que pensar en su pueblo, allí estaba en un lugar que conocía, entre gente que conocía de toda la vida. El trabajo en el campo era duro, los jornales escasos, pero vivían tranquilos, a diferencia de la capital, donde viven al límite, algunos de ellos realizando actividades ilegales o indecorosas ¿Es ese el gran cambio de vida? ¿Es la capital la tierra prometida, la tierra de las oportunidades o es más bien un infierno?
Esta película hecha por falangistas, muestra grandes inquietudes sociales, y quizás no ha sido más valorada por la filiación política de los realizadores, siendo una magnífica película cuyo estilo ha sido comparado con el neorrealismo italiano. En Surcos, por cierto, se hace un guiño a este tipo de cine, diciendo que las películas que se llevan son las del neorrealismo italiano de temas sociales.
El padre intenta arreglar las cosas, reconstruir la familia, volver a ser la gente sencilla, trabajadora y honrada que eran hasta pisar Madrid, ese espejismo que sólo les ha traído sufrimiento. Hay cosas que ya no pueden arreglarse pero otras sí. El cabeza de familia dice que hay que volver al pueblo, a lo que le contestan: “¿Ahora? ¿Para que la gente se ría de nosotros?” Y él responde con firmeza: “Pues con vergüenza hay que volver”. Y entonces podemos ver la imagen final de los surcos del campo, esos surcos tan familiares para ellos. Fueron a la ciudad a buscar nuevas oportunidades que no encontraron, sólo hallaron fracaso, desgracia, desarraigo, más pobreza, desintegración familiar y muerte. ¿Qué más da que sus vecinos del pueblo los vean como unos fracasados? Estarán en casa, en su ambiente, haciendo aquello que les gusta y para lo que están preparados.
Y la semana que viene comentaremos la película Los encantos de la gran ciudad.

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1 comentario:


  1. Las escenas que vemos en la película son las típicas que se vivieron en España cuando la gente del pueblo se trasladaba a la ciudad en busca de un futuro mejor o cuando la gente decidía emigrar a otros países ya que la gente que estaba allí contaba maravillas aunque no fuese cierto.
    La búsqueda de empleo siempre ha sido una constante y en muchos casos a esas personas de “campo” no se le da una posibilidad de mejora, es como sería en la India un país de castas. Aún estando preparados actualmente la búsqueda de una trabajo se ha convertido en una odisea ya que cada vez solicitan más requisitos para cualquier puesto de trabajo e incluso en algunos puestos donde estos requisitos no son necesarios, pero en esto hay un problema de base por parte de los empresarios o bien del personal de RRHH, ya que actualmente se creen que están en la obligación de exigir cada vez más para un puesto de trabajo, pero que sucederá cuando las cosas cambien y haya más trabajo, en ese momento tendrás a tu colaborador formado pero el decidirá emprender un nuevo camino ya que el puesto que te tiene está por debajo de sus calificaciones; aunque también está el caso contrario el que comentáis en el cual muchas personas se fueron hacia el trabajo de las construcción ya que durante muchos años fue un trabajo en el cual se podía hacer bastante dinero “sin esfuerzo” y muchos jóvenes dejaban sus estudios por ponerse a trabajar en la construcción , aunque también hubo personas que tuvieron que dejar de estudiar por otros motivos, el inconveniente de este colectivo es que no se preocuparon en tener nuevos conocimientos por si en algún momento dado la construcción fallaba, y es que cuando las cosas van mal uno de los primeros mercados que se ven afectados son los de la construcción y esta no es la primera crisis que vivimos del ladrillo en épocas recientes, ya que una de ellas fue la del 92 después de las Olimpiadas en la que todo cayó en picado no tanto como lo que estamos viviendo ahora pero si fue una época bastante complicada para España.
    Aquí vemos como el cabeza de familia cree que es mejor la vida que tenían en el campo donde todo era más sencillo y donde al menos tenias para comer aunque sin grandes pretensiones y este es un cambio que se está viviendo actualmente donde cada vez hay más familias que deciden irse al campo para vivir esa vida sencilla, donde si al menos trabajas tus tierras tienes para comer.
    Sí que es cierto que en ocasiones nos puede más la vergüenza que el hecho de reconocer que nos hemos equivocado, pero todos tenemos que ser conscientes que el equivocarse es de humanos y que todos tenemos nuestro derecho pero lo importante es aprender de nuestros errores y ser capaces de mejorar

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