lunes, 15 de febrero de 2021

Laboralcinema presenta: Anne Vickers

ANNE VICKERS

Recuperamos esta entrada de Laboralcinema para todos aquellos que os la hubierais perdido.

Anne Vickers es una película dirigida por John Cromwell en 1933 con guión de Jane Murfin, basado en la novela homónima de Sinclair Lewis. La música corre a cargo de Roy Webb, y fueron responsables de la fotografía David Abel y Edward Cronjager.
La protagonista de este filme es Irene Dunne, una de las más grandes actrices de los años 30 y 40, que se retiró en 1952 tras tener una gran carrera llena de éxitos, con 5 nominaciones a los Premios Oscar, aunque nunca consiguió ninguno, pese a sus grandes interpretaciones en películas como La pícara puritana, mi esposa favorita, Roberta, Nunca la olvidaré, Tú y yo, Los pecados de Teodora, Cimarrón, La usurpadora, Sublime obsesión, Vivir con papá o Ana y el rey de Siam, entre otras.
Irene Dunne es una de mis actrices favoritas y por ello quería comentar en Laboralnews una película suya, para animaros a conocer su magnífica filmografía.
La acompañan en el reparto Walter Huston, Conrad Nagel, Bruce Cabot o Edna May Oliver, entre otros.
Ann Vickers es una mujer independiente que, al estallar la Primera Guerra Mundial, se enamora de un joven oficial que la abandona antes de saber que está embarazada, aunque el bebé, finalmente no llegará a nacer. Ann se centra en su trabajo y ante alguna proposición dice que no está preparada para el amor, que su trabajo lo es todo, como si no pudiera amar y dedicarse a un tiempo a su actividad profesional como asistente social-hoy trabajador social-. En una ocasión le preguntan: “¿Podría un trabajo llenar tu vida?”, y ella responde: “Hasta ahora así ha sido”.
Sobre ella sabemos que está llena de fuerza y energía, es inteligente y dispuesta, ha estudiado en la universidad, ha realizado prácticas de enfermería y se define como sufragista. Incluso cuenta como anécdota que por defender los derechos de la mujer en una ocasión mordió a un policía y pasó dos días en el calabozo.
Ann comienza a trabajar en una prisión como trabajadora social, y allí sufre al ver los malos tratos que reciben las presas, el extenuante trabajo al que son sometidas o las condiciones en las que viven  e intenta cambiar todo esto y ayudarlas a reinsertarse, pero no cuenta con el apoyo del director de la cárcel, y aun así actúa sin temer las posibles represalias. No cierra los ojos ante lo que ve, que sería lo más cómodo, y que es lo que hacen otros mucho sino que lucha por lo que le parece correcto.
Tras abandonar este trabajo publica un libro titulado “99 días y noches en prisión” en el que cuenta sus experiencias en la cárcel, y que, prologado por un relevante juez, adquiere un gran éxito y numerosas ediciones.
Conocedora del problema de las presas y de sus dificultades para reintegrarse, decide asumir la dirección de un Hogar Laboral, donde se trata muy bien a las reclusas y se las ayuda a cambiar de vida. Además Ann no olvida su formación, sigue estudiando y consigue doctorarse; es una mujer con ambiciones profesionales, aunque se siente sola y añora la familia que podría haber formado. Llega a decir: “estoy contenta, pero muy sola”. Aunque cuando un antiguo pretendiente le pregunta: “¿Después de triunfar y llegar donde querías te sientes feliz?”, a lo que Ann contesta: “¿Acaso eso es tan importante?”.
En estos momentos conoce al juez Dolphin, autor del prólogo de su libro, que está separado de su mujer y al que acusan de corrupción. Surge el amor a primera vista, inician una relación y tienen un hijo, mientras él se enfrenta a un proceso por corrupción. Finalmente es condenado y tiene que pasar varios años en prisión. Esto tiene repercusión en la brillante carrera de Ann pues le piden su renuncia voluntaria, considerando que su vida privada, en concreto su relación con el juez condenado, le impide ejercer su profesión y ser un ejemplo para las presas. Ella renuncia con mucha dignidad y se dedica a cuidar a su hijo, esperar a su amado y a escribir artículos sobre política penitenciaria.
Ann no quiere renunciar al amor de su vida y le pide ayuda a un amigo suyo con influencias, pero él le recuerda que el juez Dolphin debe pagar por lo que ha hecho y que ella, que siempre ha luchado contra la corrupción, debería reflexionar sobre sus principios.
En este filme se plantean cuestiones éticas en el medio laboral, se habla de la corrupción, y de cómo una mujer es obligada a renunciar a su trabajo, no por incompetencia profesional sino por cuestiones personales.
Una de las cuestiones fundamentales que se plantean en esta película, es la consideración de que la mujer no está capacitada para ciertas actividades profesionales y se piensa que si una mujer trabaja y quiere éxito profesional y un puesto de cierta responsabilidad, no puede casarse y formar una familia, que son cosas incompatibles, por tanto, la mujer que opta por trabajar, habrá de renunciar al amor, y si se quiere casar y tener hijos, tendrá que renunciar a su profesión.
De hecho, la protagonista en el fondo también piensa de ese modo por muy moderna que parezca y por mucho que se presente como sufragista, pues al final del filme le dice a su enamorado que gracias a él y a su niño, ha visto que el amor es más importante y que estaba cegada por el éxito profesional.
Esto también podemos observarlo en otra película de Irene Dunne titulada: Entre dos amores, que muestra a una madre muy posesiva y manipuladora con sus dos hijos varones que ve con malos ojos a la esposa de su hijo y cree que ha de dejar de trabajar, cosa que la joven, que es una brillante bióloga e investigadora con un buen trabajo, no va a consentir.
Igual puede parecer que esta concepción es cosa del pasado, a la época en que se rodaron estas películas (los años 30), pero también encontramos títulos más actuales en los que se puede ver una forma de pensar similar, como comentamos cuando hablamos en Laboralcinema de la película Baby, tú vales mucho, de los años 80. La protagonista es una alta ejecutiva de publicidad, pero se le exige una dedicación de 24 horas al día y 7 días a la semana. Un hombre puede tener esa dedicación porque sus esposas ya se ocupan de la casa y los niños, pero una mujer no puede compaginar el trabajo y la familia, y por ello, cuando un bebé llega a la vida de la protagonista, es relegada en la empresa y finalmente tiene que marcharse.
Las cosas han cambiado pero ¿Será que no han cambiado tanto como pensamos?


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3 comentarios:

  1. Querría corregir una errata: he mencionado la película de Irene Dunne "Entre dos amores", pero el título, en realidad, es: dos amores.

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  2. Ann es una mujer avanzada a su tiempo que cree que las cosas pueden cambiar y es por lo que lucha aunque sea a costa de todo para conseguir un mundo mejor. Tal y como vemos en la película ya que intenta que las reclusas puedan reincorporarse a la sociedad y que no sean consideradas como personas no re insertables en la sociedad.
    Esto sigue sucediendo actualmente, ya que cuando las personas se enteran que alguien estuvo en la cárcel ya la miran con ojos de desconfianza y no se le da una oportunidad para reinsertarse y aprender de sus errores. Y otra de las cosas que vemos en la película y que ya hemos comentado en diferentes ocasiones es que parece que una mujer no puede tener un trabajo que la llene y a su vez tener una vida personal satisfactoria, ya que según la sociedad las mujeres tienen que elegir por una cosa u otra cosa que con los hombres no sucede así vemos en casi todas las películas, no son compatibles ambas; aunque años atrás esto sí que era un hecho cierto y que fue una revolución cuando una mujer fue capaz de llevar sin problemas su vida familiar y profesional ya que en la época en que sucede los hombres se sentían amenazados ante este hecho.
    Las cosas cambian aunque no tanto como nosotros creemos, sí que es cierto que cada vez hay más mujeres en el mundo laboral que tienen también una vida familiar, pero es un hecho que aún cuesta ya que en muchas ocasiones son las propias mujeres que se ponen esas trabas ya que se creen que son ellas las que se tienen que hacer cargo de sus hijos y no comparten responsabilidades con su pareja, y algunos empresarios se aprovechan de esto y crean un techo de cristal para estas mujeres trabajadoras

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  3. Sandra, como siempre gracias por tus comentarios. Este es un tema recurrente en el cine: mostrar a la mujer incapaz de poder hacer compatible su vida familiar y su actividad laboral.
    Las cosas han cambiado mucho, y es cierto que el filme refleja una época concreta, pero aunque la creemos superada, todavía sigue habiendo desigualdades, y no digamos en algunos países, pero incluso en el nuestro, en ocasiones la mujer tiene que luchar más y esforzarse más para conseguir las cosas, y siguen existiendo desigualdades en los sueldos, etc, pero afortunadamente las cosas han cambiado mucho.
    Pronto volveremos a tocar este tema cuando hablemos de la película "Bellezas por casar".

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