ANNE
VICKERS
Recuperamos esta entrada de Laboralcinema para todos aquellos que os la hubierais perdido.
Anne
Vickers es una película dirigida por John Cromwell en 1933 con guión de Jane
Murfin, basado en la novela homónima de Sinclair Lewis. La música corre a cargo
de Roy Webb, y fueron responsables de la fotografía David Abel y Edward Cronjager.
La
protagonista de este filme es Irene Dunne, una de las más grandes actrices de
los años 30 y 40, que se retiró en 1952 tras tener una gran carrera llena de
éxitos, con 5 nominaciones a los Premios Oscar, aunque nunca consiguió ninguno,
pese a sus grandes interpretaciones en películas como La pícara puritana, mi
esposa favorita, Roberta, Nunca la olvidaré, Tú y yo, Los pecados de Teodora,
Cimarrón, La usurpadora, Sublime obsesión, Vivir con papá o Ana y el rey de
Siam, entre otras.
Irene
Dunne es una de mis actrices favoritas y por ello quería comentar en
Laboralnews una película suya, para animaros a conocer su magnífica
filmografía.
La
acompañan en el reparto Walter Huston, Conrad Nagel, Bruce Cabot o Edna May
Oliver, entre otros.
Ann
Vickers es una mujer independiente que, al estallar la Primera Guerra Mundial,
se enamora de un joven oficial que la abandona antes de saber que está
embarazada, aunque el bebé, finalmente no llegará a nacer. Ann se centra en su
trabajo y ante alguna proposición dice que no está preparada para el amor, que
su trabajo lo es todo, como si no pudiera amar y dedicarse a un tiempo a su
actividad profesional como asistente social-hoy trabajador social-. En una
ocasión le preguntan: “¿Podría un trabajo llenar tu vida?”, y ella responde:
“Hasta ahora así ha sido”.
Sobre
ella sabemos que está llena de fuerza y energía, es inteligente y dispuesta, ha
estudiado en la universidad, ha realizado prácticas de enfermería y se define
como sufragista. Incluso cuenta como anécdota que por defender los derechos de
la mujer en una ocasión mordió a un policía y pasó dos días en el calabozo.
Ann
comienza a trabajar en una prisión como trabajadora social, y allí sufre al ver
los malos tratos que reciben las presas, el extenuante trabajo al que son
sometidas o las condiciones en las que viven
e intenta cambiar todo esto y ayudarlas a reinsertarse, pero no cuenta
con el apoyo del director de la cárcel, y aun así actúa sin temer las posibles
represalias. No cierra los ojos ante lo que ve, que sería lo más cómodo, y que
es lo que hacen otros mucho sino que lucha por lo que le parece correcto.
Tras
abandonar este trabajo publica un libro titulado “99 días y noches en prisión”
en el que cuenta sus experiencias en la cárcel, y que, prologado por un relevante
juez, adquiere un gran éxito y numerosas ediciones.
Conocedora
del problema de las presas y de sus dificultades para reintegrarse, decide
asumir la dirección de un Hogar Laboral, donde se trata muy bien a las reclusas
y se las ayuda a cambiar de vida. Además Ann no olvida su formación, sigue
estudiando y consigue doctorarse; es una mujer con ambiciones profesionales,
aunque se siente sola y añora la familia que podría haber formado. Llega a
decir: “estoy contenta, pero muy sola”. Aunque cuando un antiguo pretendiente
le pregunta: “¿Después de triunfar y llegar donde querías te sientes feliz?”, a
lo que Ann contesta: “¿Acaso eso es tan importante?”.
En
estos momentos conoce al juez Dolphin, autor del prólogo de su libro, que está
separado de su mujer y al que acusan de corrupción. Surge el amor a primera
vista, inician una relación y tienen un hijo, mientras él se enfrenta a un
proceso por corrupción. Finalmente es condenado y tiene que pasar varios años
en prisión. Esto tiene repercusión en la brillante carrera de Ann pues le piden
su renuncia voluntaria, considerando que su vida privada, en concreto su
relación con el juez condenado, le impide ejercer su profesión y ser un ejemplo
para las presas. Ella renuncia con mucha dignidad y se dedica a cuidar a su
hijo, esperar a su amado y a escribir artículos sobre política penitenciaria.
Ann
no quiere renunciar al amor de su vida y le pide ayuda a un amigo suyo con
influencias, pero él le recuerda que el juez Dolphin debe pagar por lo que ha
hecho y que ella, que siempre ha luchado contra la corrupción, debería
reflexionar sobre sus principios.
En
este filme se plantean cuestiones éticas en el medio laboral, se habla de la
corrupción, y de cómo una mujer es obligada a renunciar a su trabajo, no por
incompetencia profesional sino por cuestiones personales.
Una
de las cuestiones fundamentales que se plantean en esta película, es la
consideración de que la mujer no está capacitada para ciertas actividades
profesionales y se piensa que si una mujer trabaja y quiere éxito profesional y
un puesto de cierta responsabilidad, no puede casarse y formar una familia, que
son cosas incompatibles, por tanto, la mujer que opta por trabajar, habrá de
renunciar al amor, y si se quiere casar y tener hijos, tendrá que renunciar a
su profesión.
De
hecho, la protagonista en el fondo también piensa de ese modo por muy moderna
que parezca y por mucho que se presente como sufragista, pues al final del
filme le dice a su enamorado que gracias a él y a su niño, ha visto que el amor
es más importante y que estaba cegada por el éxito profesional.
Esto
también podemos observarlo en otra película de Irene Dunne titulada: Entre dos
amores, que muestra a una madre muy posesiva y manipuladora con sus dos hijos
varones que ve con malos ojos a la esposa de su hijo y cree que ha de dejar de
trabajar, cosa que la joven, que es una brillante bióloga e investigadora con
un buen trabajo, no va a consentir.
Igual
puede parecer que esta concepción es cosa del pasado, a la época en que se
rodaron estas películas (los años 30), pero también encontramos títulos más
actuales en los que se puede ver una forma de pensar similar, como comentamos
cuando hablamos en Laboralcinema de la película Baby, tú vales mucho, de los
años 80. La protagonista es una alta ejecutiva de publicidad, pero se le exige
una dedicación de 24 horas al día y 7 días a la semana. Un hombre puede tener
esa dedicación porque sus esposas ya se ocupan de la casa y los niños, pero una
mujer no puede compaginar el trabajo y la familia, y por ello, cuando un bebé
llega a la vida de la protagonista, es relegada en la empresa y finalmente
tiene que marcharse.
Las
cosas han cambiado pero ¿Será que no han cambiado tanto como pensamos?
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