Si bien prácticamente todos los profesionales pasan por una entrevista de trabajo, la entrevista de salida es menos utilizada como herramienta de Recursos Humanos estandarizada.
Podríamos definirla como aquella entrevista que se mantiene con aquellos trabajadores que abandonan la empresa para recopilar información sobre los motivos de su marcha de la empresa y cómo ha sido su permanencia en la misma.
Normalmente se utilizará con aquellos profesionales que presentan su baja voluntaria o que les han declarado una incapacidad, que se hayan jubilado, etc. es decir, con personal que abandone la empresa por decisión ajena al empresario. Por ejemplo, hacer la entrevista de salida con un despedido no tiene mucho sentido. Se puede intentar, pero, la persona no estará en la mejor predisposición.
La entrevista es voluntaria por lo que hay que generar el escenario de mayor confianza y, en todo caso, garantizando la confidencialidad. Es fundamental conseguir que las respuestas del entrevistado sean sinceras.
Con esta entrevista se pueden detectar muchas ineficiencias en la empresa, problemas de clima laboral u organizativos, casos de acoso, etc.
Se puede plantear de una manera más o menos formal, también puede depender del tipo de perfil profesional y, lógicamente de empresa.
Se le puede adelantar un cuestionario por escrito al empleado para que se prepare sus respuestas. Quizás otros prefieren la espontaneidad.
La información hay que recopilarla y contrastarla y evaluarla, teniendo siempre en cuenta que una persona que se va puede haber creado cierto sentimiento negativo hacia la empresa.
La encuesta o entrevista puede ser parecida a una evaluación de clima.
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